prêt-à-leer

Yo leo, tú lees, él lee…


2 comentarios

Educación de un príncipe

Tranquis, chic@s, mantengamos la calma. Que no cunda el pánico. No voy a darle una vuelta más de tuerca a la abdicación real, que ya bastantes páginas ocupó en su momento.

Simplemente pretendo rendirle un pequeño homenaje a un gran autor, Julio Cortázar, en el centenario de su nacimiento.

Como sabréis, una de sus obras más conocidas es Historias de Cronopios y de Famas (1962), esa colección de relatos cortos llenos de ironía, donde se incluían, entre otros, los archiconocidos «Manual de instrucciones» o «Instrucciones para subir una escalera».

cortazarPues bien, reproduzco a continuación, para disfrute vuestro, espero, una de estas narraciones, «Educación de un príncipe«. A ver que os parece.

Los cronopios no tienen casi nunca hijos, pero si los tienen, pierden la cabeza y ocurren cosas extraordinarias. Por ejemplo, un cronopio tiene un hijo, y en seguida lo invade la maravilla y está seguro de que su hijo es el pararrayos de la hermosura y que por sus venas corre la química completa con aquí y allá istas llenas de bellas artes y poesía y urbanismo. Entonces este cronopio no puede ver a su hijo sin inclinarse profundamente ante él y decirle palabras de respetuoso homenaje.

El hijo, como es natural, lo odia minuciosamente. Cuando entra en la edad escolar, su padre lo inscribe en primero inferior y el niño está contento entre otros pequeños cronopios, famas y esperanzas. Pero se va desmejorando a medida que se acerca el mediodía, porque sabe que a la salida lo estará esperando su padre, quién al verlo levantará las manos y dirá diversas cosas, a saber:

-Buenas salenas cronopio cronopio, el más bueno y más crecido y más arrebolado, el más prolijo y más respetuoso y más aplicado de los hijos!

Con lo cual los famas y las esperanzas junior se retuercen de la risa en el cordón de la vereda, y el pequeño cronopio odia empecinadamente a su padre y acabará por hacerle una mala jugada entre la primera comunión y el servicio militar. Pero los cronopios no sufren demasiado con eso, porque tambien ellos odiaban a sus padres, y hasta parecería que ese odio es otro nombre de la libertad o del vasto mundo.

 

Fuente del texto: loscuentos.net

Fuente de la imagen: weheartit.com